martes, 25 de mayo de 2010

100 horas de Bicentenario

El hombre se acomodó los zapatos, blancos, haciendo un alto en la caminata. Estaba vestido de jean, camisa y saco. El pelo blanco prolijo. Su mujer acomodó el saquito y siguió caminando a su lado. Iban mirando todo lo que había en la calle. Por su izquierda pasó caminando rápido un grupo de jóvenes que llevaban mochilas , bancos y una frazada enrollada.Atrás una familia trataba de convencer a un pequeñín de seis años que papá no podía llevarlo más a caballito porque le dolía la espalda. De un escenario salían los acordes de un joropo, la gente se apiña para ver. Más allá los stands de las provincias lucen fotos y textos. Inclusión.Desarrollo. Sustentabilidad. Memoria. Historia.Derechos.
El Bicentenario no hablará de patria y tradición . El desfile no es de tanques sino de historia y de culturas. Los pueblos originarios tiene presencia , y en el Congreso también levantan su voz contestataria. La gente se banca la lluvia, baila con la murga, canta con la Sole y salta con la Selección. Ve pasar a los aviones en la tarde gris del lunes y a los cazas en el mediodía soleado de martes. Asiste a la excelente proyección sobre las paredes del Colón, escucha sin mucha importancia un texto plagado de vaguedades, olvidos y lugares comunes.Mira a la farándula llegar. Canta el himno a las O horas del 25 y aulla con los fuegos artificiales. Grita saludando a Correa y a Lula cuando llegan a la Rosada para el acto protocolar. Deambula al mismo tiempo por la avenida 9 de julio esperando el cierre conFito. Suben por Chile, bajan por México. Avanzan por Avenida Belgrano y charlan en Moreno y Piedras. Grupos de todos los pelajes, colores , edades y gustos.
Hace casi cinco días que esto es una verbena interminable.
Hemos llegado hasta acá, tratando de avanzar y de recuperar nuestra memoria para comprender hacia donde podemos ir.

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