martes, 24 de abril de 2012

REPSOL nunca fue YPF

Si de alguna forma el mito es un habla que remite a un signo que significa otra cosa, YPF para los habitantes de la Argentina , nunca fue REPSOL.
Los argentinos nacidos y los extranjeros educados acá han crecido con una herencia de valores simbólicos que remitieron siempre a la cosa nacional de YPF. Desde el estudiado Mosconi al discutido Frondizi, pasando por Ya Pasó Fangio o el Y Péguele Fuerte de lo coloquial, Repsol nunca pudo apropiarse del símbolo. Todos hemos tolerado la presencia pero siempre molestó el color. Por algo no pudieron mezclar lo sígnico como hizo el Santander o el BBVA al transformar los símbolos de bancos tradicionales como el Río o el Francés. Los bancos mantuvieron lo necesario, pero Repsol nunca lo pudo hacer. Eso se ve en las encuestas de Bacman que publicara Página 12 o en la entrevista que Mariano Grondona le hace al senador Artasa, cómico pero no ingenuo, en su último programa.
Por supuesto, el Gobierno no es socialista ni marxista, mal que le pese a Pagni. El intento de incorporar a la burguesía nacional en la gestión de negocios de importancia estructural para el país como fué la experiencia fallida del Grupo Eskenasi, demostró a mi modo de ver, la falta de espíritu shumpeteriano de esa burguesía que prefiere seguir administrando economías de enclave y al mismo tiempo marcó los límites ideológicos de un Gobierno que en realidad no pretendia tomar la nacionalización como forma de gestión.
Las matrices culturales pesan y, así como el Gobierno en última instancia defenderá la gestión pública por necesidad de supervivencia económica y política así como también una fuerte conciencia nacional propias del peronismo, la derecha reacciona criticando las formas, la falta de delicadeza o lo duro de la intervención como único punto de tensión , ocultando con ese discurso que en realidad están defendiendo un posición cipaya y antinacional.
Las cirugías nunca son incruentas.