sábado, 16 de marzo de 2013

Chavez, Bergoglio y los idus


Shakespeare allá por los 1600  , en su obra Julio César  advertía,“ cuídate de los idus de marzo” .

La muerte anunciada de Chávez , la resisitible ascensión de Bergoglio, ahora Francisco, son acontecimientos que escapan al común de la gente pero que van a impactar a todos de una forma u otra.

Dice Badiou  que el acontecimento no es meramente un evento importante o significativo que pueda ocurrir en los ámbitos donde el hombre desarrolla sus relaciones sociales. Lo propone como una ruptura del campo del saber de una situación, porque con el acontecimiento emerge una verdad no considerada, una modificación del estado de cosas y los modos en que nos representamos ese estado. A esta altura, va de suyo que los modos de representación tienen relación directa con los discursos vigentes, los lenguajes aceptados y la circulación de ideas en el sentido de las diferencias entre los discursos emitidos y las representaciones que provocan.

Los medios de comunicación, formadores de emisión discursiva y también de representaciones tienen un papel central en estos acontecimientos. Los divulgan, los opinan, los valoran y provocan representaciones que pueden ser tomadas como sentido común. Son los grandes medios de comunicación los que difunden fotos falsas de Chávez enfermo, los que divulgan la fumata blanca, los que ocultan los índices de cambio en Venezuela y que no investigan demasiado las relaciones de Francisco con la dictadura cuando solo era Bergoglio, el Superior de los jesuitas. Es Francisco el que en conferencia de prensa advierte sobre la importancia de los medios, pero lo hace frente a unos cientos o miles de trabajadores de la prensa, no frente a los dueños de los medios. No son los medios o LA PRENSA esos importantes escritores, periodistas, analistas y columnistas que están en el Vaticano  cumpliendo un trabajo, pero como actores de una obra de la que no son autores. Los medios ocultan que sus trabajadores son integrantes de una corporación que pretende una simbolización siempre totalizadora de lo real.

Un acontecimiento necesita un sujeto interpretante, que se posicione frente a él desde un lugar, para que se produzcan determinados efectos. De no existir ese sujeto agente, dice Badiou, el acontecimiento se diluye.
Interesante, no ?  La responsabilidad de hacer algo con lo que sucede , en última instancia es propuesta como una acción primero individual, antes que colectiva.

Entonces mi interpretación es que probablemente Francisco hará admoniciones a los poderosos mientras que predicará resignación a los explotados y vilipendiados, como diría el Che. Un discurso  simplificante que proporciona una simbolización totalizadora, útil para los medios que como voz del poder, denostan a los Chávez del mundo que advierten que el emperador está desnudo y obran en consecuencia.