viernes, 27 de febrero de 2009

La Decadencia del Imperio Americano

Capaz que alguno la recuerda. Esta película de Denys Arcand, de 1986, comienza con el planteo principal de la tesis del director. La película comienza con el reportaje que se le hace a una de las protagonistas ,eran todos profesores de historia creo de la Universidad de Montreal, donde él expone su preocupación principal .
Sostiene que la obsesión por el placer personal en una civilización es síntoma de su decadencia. Como ejemplos cita a Roma, la Francia del antiguo régimen y el actual imperio americano.
Agrego a esto que la satisfacción de ese placer individual se ha convertido en un epítome de la sociedad capitalista, un negocio global que genera fabulosas ganancias.
Hoy vemos adolescentes o jóvenes que por el placer del alcohol y la velocidad ponen en riesgo su vida y la de otros todos los fines de semana.
Vemos pasajeros de cruceros que ponen en riesgo sus vidas, contratando cruceros exóticos a la Antártida que las navieras no dudan en vender. Con barcos “no preparados” para la navegación en el hielo, con capitanes y tripulaciones inexpertas en lo que es el surcar el Atlántico Sur.
Vemos montañistas cada vez mas osados y probablemente cada vez menos preparados para las expediciones que se filman como negocio-aventura para los canales de cable.
Se destruye cualquier ecosistema con carreras de autos y camiones en el medio de la nada. Se mueren los pilotos. Yo he corrido algún rally regional, antes que alguien me conteste que seguramente mi opinión es por ser una rata de biblioteca.
Todo se filma. Se vende a los programas de ecología, aventura, turismo.
Esos programas cumplen el doble propósito de instalar nuestra necesidad del siglo XXI por lo exótico remedando el Imperio Británico de la reina Victoria, y al mismo tiempo darnos la información acerca de las posibilidades de ese consumo.
Además, para muchos funciona como una ventana integradora que deja participar de todo aquello de lo que es imposible consumir por una cuestión de nivel económico.

El imperio nos seduce sólo con el circo, ni siquiera el pan.
Y nos adormece con su canto de sirena para no hacernos ver la realidad.

A veces siento que somos como los remeros de Odiseo, con nuestros oídos tapados por la voz interior que nos habla de la solidaridad y el compromiso con el otro, la ideología como herramienta para ver a través de la bruma y una obstinación ciega.

En fin, como decía el gran Guillen

El boga, boga
cansado,
boga.

El remo , rema.
Interroga al agua.

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