180 pesos por pibe
2.800.000 niños que recibiran este pago estatal.
Seis mil millones de pesos anuales destinados a reparar en parte el tejido social.
El problema de la implementación y el gestión para que, contra toda la experiencia previa, se asegure que llegue a cada beneficiario lo más lejos posible de una estrategia de puntero político.
La reforma política que rompe los quioscos y que propone igualdad de condiciones si la publicidad depende del Estado y no de las arcas/bolsillos de los partidos -candidatos.
Una reforma que tiende a potenciar el bipartidismo, según la crítica de la centro izquierda, históricamente incapaz de proyectarse con las alianzas.
Una Ley de Medios que es ejemplo de problema de discusión y de modelo para Latinoamérica.
Una implementación que depende de sus actores y no de su texto.
Un plan de documentación para ciudadanos moderno y ambicioso y permite romper parte de la estructura política que usa el asistencialismo como herramienta de poder.
Un apoyo claro a una organización sindical sospechada de corrupta que usa su poder de movilización y negociación para tener en jaque al Gobierno.
Un manejo desprolijo de la comunicación.
Un espíritu de desafío y lucha contra los sectores hegemónicos que pretenden eliminar la presencia del Estado en el quehacer nacional.
A veces el fútbol lindo, bien jugado es, además de hermoso ,efectivo y consigue resultados.
A veces la visión del contragolpe, la capacidad para esperar al contrario para ir de contra es la mejor táctica para ganar.
No se puede tener un sólo equipo que juegue bien de contra y que si se puede juegue lindo y al ataque.
Cada entrenador tiene una visión ideológica del fútbol , debe conseguir que los jugadores que tiene se adapten a su ideología. Unos son más capaces que otros y el entrenador tiene que ser flexible para adaptarlos o para modificar algo su táctica.
Cuando discutimos de política o de fútbol, estamos volviendo a discutir sobre nosotros y nuestras ideologías. Lo bueno de este tiempo es que algunos , menos de lo que quisiera pero más de lo que era hace un tiempo, recuperamos la conciencia de que además de pagar la entrada y ser consumidores, vamos a la cancha a aguantar los trapos.
Porque sin nosotros, los hinchas, no hay partido.
Muy bueno amigo Canilla. Sin nosotros, los hinchas, no hay partido. Y eso podemos llevarlo a la vida. A veces hay que ponerse la camiseta o al menos hinchar por algún trapo. En la vida y en la política, como en el fútbol, hay veces en las que no se puede ser neutral o un simple espectador. Hay que ser hincha y bancar.
ResponderBorrarUn abrazooooooo! Ooooooo!
Boca juega sin hinchas hace 15 años. Sólo socios que pagan mucho e islandeses que vienen de turismo.
ResponderBorrarDe poder llevar a mi hijo a su primer partido, ni hablar.
Y, ah, aguante Falcioni. En el fútbol.