Preocupaciones no peronistas

Últimamente se ha dado a discutir en diferentes blogs acerca de si es correcto pensar al kirchnerismo como una etapa superadora, o posterior del peronismo, una suerte de neo peronismo. Se polemiza con Ricardo Forster. Se establecen interesantes discusiones en Ramble y en lo de Abel Fernández. Como no-peronista, me preocupa que no se discutan los efectos de Ferreyra y Formosa. Uno de los emergentes más importantes de la acción de este gobierno ha sido la recuperación de la cosa política, de la discusión ideológica. Esta discusión, puesta en términos de la defensa del Estado en la gestión, como respuesta al modelo neoliberal del Consenso de Washington, ha permitido, entre otras cosas, capear los efectos de la tormenta de la crisis global. Ha sido la mirada de los derechos hacia el sujeto social lo que ha permitido discutir ley de medios, matrimonio igualitario, asignación universal por hijo, Plan Patria Grande de migraciones y varios más. Los derechos sociales son derechos humanos. En el aspecto industrial y en cuanto a mercado interno- mi bolsillo, ya que es el lugar donde me gano los garbanzos hace mucho- este efecto ha sido bueno en el último año. Pero la tensión simbólica, el significante vacío, que ha sido el gesto del flaco Néstor haciendo bajar el retrato de Videla, no puede rifarse bancando los trapos de lo peor de la derecha peronista, representada en este caso por el asesinato de un militante del campo de la izquierda, o por la represión desde el Estado – no será el nacional pero da lo mismo- hacia los pueblos originarios. Yo sé que en lo profundo de Isidro Casanova o en Temperley, en Castillos o en Laferrere eso no impacta. Conozco los lugares y a sus habitantes, los recorro casi a diario trabajando. Lo sucedido no es muy diferente a la violencia que los patas negras ejercen en el territorio y esas muertes no impactan . Sin embargo, la enseñanza que deja la historia con la república de Weimar, en cuanto a que cuando no se profundizan los cambios, termina ganando la derecha, debería advertirnos. Los espectros que recorren nuestra América Latina no permiten miradas al costado.