Estamos a menos de un mes de las elecciones en las que seguramente ganará Cristina para completar un período que se cerrará en diciembre de 2015, completando doce años de un proyecto de construcción-reconstrucción que no tiene muchos rivales en nuestra historia.
Además,en estos ocho años se ha dado un proceso histórico diferente en nuestros países. Nuestras economías latinoamericanas , productoras de bienes primarios por antonomasia, alimentos, minerales y combustibles, están accediendo a pueblos como los de China y la India que se asoman a estadíos de necesidades y consumos que posibilitan el crecimiento de nuestros países, en un paradigma del capitalismo que presenta novedades.
Los precios del combustible, de la soja y de algunos minerales como el litio han tenido crecimientos que los bienes industriales no han tenido . Y la demanda de estos países no parece ser sólo un viento de cola. La economía China es en valor absoluto una de las más grandes del mundo, pero su PBI per cápita es del orden de los cien. Tienen mucho para crecer todavía.
América Latina no tiene un pensamiento socialista, pero del Ecuador de Correa al Uruguay de Mujica aparecen clases políticas que intentan, desde el Estado, funcionar como un aparato que amortigüe las pretensiones de sus sectores capitalistas por la apropiación de la tasa de ganancia.
El contexto de la crisis en el corazón de Europa y los Estados Unidos aparece como una película en que todos nos reconocemos como personajes pero pocos estamos dispuestos a revivirla.
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