-Fuenteovejuna, Señor !
En los setentas, se usaba la obra del inmortal Lope de Vega, para rescatar la posibilidad de la rebelión violenta frente a la opresión de la tiranía. La muerte del tirano era asumida por toda la sociedad, como responsabilidad colectiva.
Poco importa hoy si el ataque al convoy de Khadaffi fue realizado por aviones Mirage franceses o por los aviones electrónicos Predator. La ejecución del ex líder libio se deja en manos de la turba, de la barra brava enardecida , eludiendo hipócritamente la responsabilidad. Las futuras notas de CNN o de Fox serán entrevistar al muchacho que realizó el tiro definitivo. Se desplegará en todos los medios del mundo y en una semana la presencia del poder se habrá hecho invisible nuevamente.
La técnica siempre ha sido promover la rebelión local y apoyarla con recursos financieros y militares desde afuera, en el Chile de Allende o en la guerra del opio.
En pocos más de un mes, en noviembre, se recordará otro aniversario de la batalla de la Vuelta de Obligado. En 1845, el poder , que era el mismo y era diferente, operaba en su praxis de la misma manera, defendiendo intereses a fuerza de cañones. Siempre la lucha por los mercados y el control de las materias primas , en las etapas iniciales del capitalismo o en las actuales del cibercapital financiero terminó dirimiéndose por la fuerza. La diferencia actual es que la disparidad tecnológica no hace prever victorias defensivas como la de Rosas en su momento y al mismo tiempo los medios concentrados proponen un sentido común global que acepta la realidad de la potencia del poder.
En nuestra América, de ricos recursos materiales y mercados potenciales, tenemos que andar con cuidado. El próximo Osama bin Laden puede ser nuestro.
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