Sentada en la mesa de la segunda fila , atrás del tablero de la cancha de basket , la mina esperaba que pasara algo mientras mojaba los labios en agua mineral.
El vestido turquesa no le quedaba mal, las tiras eran finas y mostraban lo mejor que sabía que tenía, los hombros y el cuello delicado de bailarina. Estaba un poco aburrida del Sunderland, estaba un poco aburrida del trabajo en el Registro de la calle Miller , de su vida en general.No soportaba más seguir viviendo con su viejo, retirado de la Federal, no le gustaba su casa natal . Quería salir y volar de Villa Urquiza. Y este año cumplía cincuentayocho. Con la mala suerte de mierda que siempre era motivo de broma, como cuando cumplió veintiuno en el 73. La vieja podría haber roto bolsa otro día y no un veintiseis de Julio, el día que murió La Puta mayor.
Vió al tipo cuando empezó a los abrazos. Lo miró cuando lentamente empezó a avanzar, saludando a todos. El negro del pelo era obvio. Se distrajo viendo a una pareja de un veterano bajito con una pendeja alta . Baila bien , la guacha. Escuchaba los primeros compases de A Fuego Lento cuando se dió cuenta que el tipo estaba ahí y le cabeceaba.
Con media sonrisa, se paró.
Bueno, tenemos el lugar, los personajes...acción. Se viene El baile? Usted no estará escribiendo una versión rioplatense para Scola?
ResponderBorrarNo me da para tanto !!
ResponderBorrarVa linda la historia.
ResponderBorrarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderBorrarEl Baile de Ettore Scola, es cierto!
ResponderBorrarAvance, narrador.