Si la experiencia estética sólo fuera para públicos expertos, tanto sea en cumbia como en el arte madrigalista del siglo XVI, aparece una imagen extraña en los invitados a la reapertura del Teatro Colón. Estos fueron tratados con el criterio red carpet por los noteros del canal ad hoc 13. Obviamente que los personajes de la agenda necesarios para la construcción de un sentido , en este lugar , reflejan lo que el sector dirigente de la sociedad entiende por símbolo. Y los símbolos fueron Ricardo Fort, Susana, Mirtha, un poco de pantalla a Pinti, una entrevista a un presidente de un paisito que no complica a nadie. Personalmente me enoja que haya estado aunque declare que el padre era un proleta. Estaba la modelo rubia, cuyo nombre no recuerdo, que comentó que lo correcto era el pelo recogido para una función de etiqueta. Quince segundos a Pacho O'Donell.
La reflexión sobre los fenómenos estéticos es probablemente tan antigua como ellos mismos.
¿Es el peronismo , popular e irreverente , una variación del grotesco pantagruélico de la Edad Media ? Es sin lugar a dudas una expresión de la subalternidad, cruzada por muchas otras mediaciones.
Hay una operación en la sobreinterpretación que hace el macrismo, como expresión actualizada de la clase dirigente, de esa subalternidad que al mismo la anula y la borra, de la misma forma que en los noventa Ricky Maravilla era apropiado por la fiesta de Punta del Este. Lo grotesco de Fort, Susana y la red carpet invade lo formal del Colón, pero no crean muchachos que es de veras. El poder y lo experto en el arte de la musica académica estaba ahí pero no se deja ver por Catalina Dlughi.
Es innegable que la relación entre sociedad y patria está atravesada por pulsiones, desgarros y conflictos.
Pero poco favor le hubiera hecho a la presidenta estar rodeada de todos esos símbolos de la bufonada
Quiero a Cristina en el Colón en función libre y gratuita para todos los trabajadores y los dirigentes sindicales.
ResponderBorrarQuiero palco para Luisito y para Hebe.
Y lo quiero rápido, intendente facho.
De lejos se percibe al Colon como patrimonio de Buenos Aires, o de Argentina toda, y no de políticos de turno o faranduleros de la peor calaña. El tiempo y las personas pasan, ese patrimonio es de Uds. Quizá me equivoco asociándolo al Solís, donde sí tenemos cabida todos, con entradas a 3 dolares y otras gratis repartidas por los centros comunales, con espectáculos de cultura clásica y de cultura popular, pero, siempre de lejos, se percibe afectuosamente como el hermano mayor del Solís. Parece que la realidad es otra... Cariños.
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